Reseña

La regionalización de la Universidad de Costa Rica (UCR) se concretó, como un proyecto democratizador, el 20 de abril de 1968, cuando abrió sus puertas el Centro Universitario Regional de San Ramón.  

La iniciativa fue atisbada tempranamente en la única Universidad existentes para entonces en el país.  Desde el II Congreso Universitario (1966), instancia que hi-zo  valiosas  reflexiones sobre la proyección que la UCR en la comunidad, ya se plantea la posibilidad de crear Centros de Extensión Universitaria, sobre lo que se indicó entre otros asuntos:

La Universidad debe proyectarse a toda la comunidad costarricense mediante programas educativos, artísticos, científicos, filosóficos que, utilizando todos los medios posibles de comunicación moderna, traten los temas de actualidad en forma sencilla pero elevada, serena pero impugnante, amplia y justa, libre y democrática

Con el liderazgo del Rector Carlos Monge Alfaro y la propuesta de una Comisión ad hoc coordinada por el profesor Claudio Gutiérrez, e integrada además por Alfonso Carro y Ovidio Soto (1967), la Universidad respaldó la creación de lo que original-mente se llamó  “Centros Universitarios Regionales”, que serían manifestaciones universitarias, dinámicas y en procesos de maduración constante, con lo que se superó la simple extensión,  propuesta en el II Congreso.  

En setiembre del 1967, en un acto de responsabilidad institucional y en medio de algunas dudas persistente, atendiendo el deber de democratizar el acceso a la edu-cación superior, como una forma de desarrollar la cultura general del país y de atender la explosión demográfica,  la Universidad aprueba una moción redactada por el Lic. Carlos José Gutiérrez que planteaba la política general, de creación de los Centros Universitarios Regionales de que habla el documento que estaba en estudio (Consejo Universitario, sesión 1594: 62, 11 de setiembre de 1967).  El Alma Mater define así la ruta por seguir.

La Comisión originalmente propuso la creación de 4 Centros Universitarios en los cuatro años consecutivos siguientes, a saber: Liberia (1968); Cantón Central de Alajuela (1969); Centro de San José (1970); y Turrialba (1971).   Sin embargo, la en-trega y disposición de la población del Cantón de San Ramón de Alajuela fue de-terminante.  Ahí recién se fundaba el Liceo Julian Volio Llorente y los pobladores y políticos buscaban alternativas para el desarrollo educativo, cultural y económico del Cantón, lo que coincidía con el interés regionalizador de la Universidad.  

El Informe Gutiérrez, Carro y Soto, fue del conocimiento de políticos ramonenses quienes no desaprovecharon la oportunidad y organizaron una diligente estrategia que implicó el contacto con el Rector Monge Alfaro, por medio del diputado Ramo-nense, don Arnulfo Carmona Benavides.  Unánimemente el Concejo Municipal acordó, en setiembre de 1967, comunicar a las autoridades universitarias la dispo-sición de donar el antiguo Palacio Municipal (Sesión No. 41-1967).  

En diciembre de aquel año, se concreta una reunión conjunta: Autoridades de la UCR y miembros del Concejo Municipal de San Ramón, en la que se comunica a los representantes universitarios que, además del traspaso del edificio, la comunidad estaba dispuesta a contribuir con cien mil colones en efectivo, mobiliario, mano de obra, media hora en la radioemisora loca: Radio Cima, e incluso, a traspasar una manzana de un terreno ubicada al lado de la entonces Escuela Normal.

El 12 de enero de 1968, a propuesta del Rector Monge Alfaro, el Consejo Universita-rio acuerda la apertura de dos Centros Universitarios Regionales para iniciar acti-vidades ese mismo año: San Ramón y Liberia.  El trabajo fue intenso en San Ra-món, localidad donde era materialmente más viable concretar ese acuerdo, pues se disponía de edificio, algunos recursos, mobiliario y mano de obra.  El Centro Uni-versitario Regional de Guanacaste fue abierto en 1972.  Por su parte el 20 de abril de 1968 se inauguró el primer Centro Universitario de la Universidad de Costa Rica, antes que existiera incluso alguna otra universidad estatal o privada; la hoy llama-da Sede de Occidente es la decena de la regionalización costarricense. 

En medio de la algarabía inaugural, el profesor Carlos Monge Alfaro, en su calidad de Rector, expresó entre otras ideas las siguientes:

(…) este Acto Inaugural es de trascendental importancia en la historia de la Uni-versidad: es el comienzo de un nuevo período en el desarrollo y evolución de la Institución.  Al emprender juntos, Universidad y Comunidad Ramonense, un proceso educativo aquí, en esta ciudad ilustre y fuente de ya consagradas tradi-ciones culturales, signamos una nueva aventura en el campo de la educación superior (…) Si ahora estamos con el corazón alborozado al asistir a este convi-vio espiritual, ello ha sido posible por la voluntad creadora de la comunidad ra-monees que al ser de nuestro propósito y proyectos no quedó dormida esperan-do que el maná lloviese del cielo.  No. Prestos, diligentes y con fe y optimismo, maestros, profesores, estudiantes, funcionarios públicos, munícipes, sacerdote, amas de casa, y en general el pueblo, se fijaron una meta y con una magnanimi-dad aporte económico hicieron posible que la Universidad de Costa Rica sentara las bases de una política educativa de mayor significado y proyección sociales (Monge Alfaro, 1968, citado por Silvia Castro 2012)

Vale concluir esta breve reseña histórica indicando que el desarrollo de la regiona-lización de la UCR aun posee muchas tareas pendientes, por lo que la convocatoria al I Congreso de Regionalización de la UCR, realizada por el Consejo de Área de Sedes Regionales, en el contexto del 50 aniversario de la regionalización y por rea-lizarse en abril del 2018, es estratégicamente importante para dar pasos que garan-ticen una transformación sustantiva.  Vale recordad que ya el III Congreso Universi-tario, realizado en 1972, se indicaron, entre otras importantes ideas, las siguientes, aun pendientes de ejecución:

“El Tercer Congreso ha aprobado ya una política de desconcentración adminis-trativa y geográfica.  Recomendamos que se conciba dicha desconcentración en tres grados diferentes, a saber: (…) b) Centros Regionales: bajo la  jefatura de un Director con el rango adecuado (Director de Departamento o Instituto, De-cano, Vicerrector, según la categoría de las actividades desconcentradas). (…) c) Sedes: bajo la jefatura del Rector. Las sedes no sólo tiene Departamentos, Institutos, Facultades, sino también sus sistemas de apoyo propios”.